lunes, 25 de noviembre de 2013

Filosofando

Hemos visto como a pesar del tiempo en el que el pensamiento surja y pese a quien lo sustente, siempre hay una constante: la constante búsqueda de una verdad racional.
Al llegar a Aristóteles, la definición concreta de la verdad será analizada con cuidado, sin embargo, antes de seguir avanzando a través de los presocráticos, es importante detenernos un poco en los 3 pensadores de Mileto.
 ¿Y ello porqué?, debido a que para empezar a entender le carácter filosófico y la actitud que tomaremos a partir de estas sencillas entrada esa establecido. 
Hay puntos que concuerdan en cuanto a los 3 grandes hombres que dieron origen al pensamiento filosófico:


  • La necesidad de explicar los fenómenos de la naturaleza 
  • Ese afán de que esa explicación de los mismos concordara con la realidad plausible
  • Sentar las bases de una racionalidad en torno a la comprehensión general.

Se puede intuir, quizá desde el comienzo, que todo gira en cuanto a la necesidad de descubrir y explicar.
Es, de hecho, ello que le da su carácter principal a la filosofía, esa disciplina que más que respuestas, busca preguntas a las cuales buscarles solución. ¿Difícil de comprender?, lo es al principio, pues casi lo primero que uno sabe cuando se abre a esta bella disciplina es que son tantas las interrogantes y pese a la diversidad de respuestas que cada pensador dio, no existe lo que conocemos actualmente como una definición concreta o final para la mayoría de las cuestiones que iremos analizando. 
Saber que existen más preguntas que respuestas puede ser un duro muro contra el cual muchos se terminarán golpeando, desconcertándose ante lo que augura una perdida de tiempo que, sin embargo, revela únicamente la naturaleza humana que radica como invención de tal disciplina aplicable sólo a alguien como lo somos nosotros como especie. 
Con ello, el seguir hablando de filosofía representara una ida y vuelta constante a lo aprendido, con el fin no de memorizar, sino volatizar las ideas, lo cual pende de la necesidad de abrir el pensamiento a la posibilidad, es decir, que mediante la interpretación de estas concepciones, seamos capaces no sólo de entender a nuestra manera las mismas, sino incluso, poder idear las nuestras y con ella, ser capaces de concebir las propias.
Con esto aclarado, sigamos entonces el camino recorrido a través de los filósofos, pero, avisados sean de que si en un momento a otro estamos obligados a retroceder lo haremos, y que en la filosofía, como en muchas otras cosas, el volver al inicio no es una perdida de tiempo, sino sólo una oportunidad de volver a vivir y con ella, concebir.

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