lunes, 13 de enero de 2014

Génesis de la filosofía II

Se dice entonces que todo conocimiento deriva de algo.
La filosofía no es la excepción, pero debe tenerse en cuenta que sus creadores, los griegos, la trajeron a la vida con base a un elemento que si bien no era nuevo, nadie más que ellos han aprovechado hasta la fecha tanto, pese a ser una característica con la cual todos, sin excepciones, podemos contar: al afán de saber, de conocer. 
Toda cultura se nutre de otra, la griega no fue la excepción, pero es la característica principal mencionado que los llevo a desarrollar la ciencia del amor hacía el saber, la cual daría una nueva utilización a cada figura y arquetipo de conocimiento que se cruzara en su camino y lo convirtiera en lo que conocemos actualmente, y además, nutrirían siempre tanto a la misma filosofía, como a sus diversas ramas. 
La base del pensamiento griego se encuentra, en su origen, a través de los poetas, los cuales se encargaban de transmitir las enseñanzas a través de épicas y rapsodias las cuales se legaban por el canto y la poesía. Para el pueblo heleno, obras homéricas como lo son la Ilíada y la Odisea representaron algo similar a lo que la Biblia lo fue para el Judeo-cristiano. En ellas, mucho de los valores de los ciudadanos eran plasmados y pese a que en los versos podía haber cierto elemento fantasioso y mitológico, en su construcción ya se podía vislumbrar un sentido de la armonía, proporción, límite y medida, sin caer en lo grotesco o aberrante que culturas en sus inicios habían conservado en el reflejo de sus tradiciones. 
Es Homero también encontramos valores que rigen la vida del hombre, los mismos que el pueblo Heleno optó como los más altos y mejores y los cuales, los llevaría a un perfeccionamiento de sus aptitudes y por lo tanto, de sus valores éticos como morales que regirían en todo momento sus vidas. Padres e hijos fueron legando las tradiciones contadas en la historia de Aquiles y Odiseo, en una cultura la cual ya en sus inicios intentaba dejar fuera todo lo repugnante, sólo quedándose con lo mejor y lo más preciado a través del concepto de Areté.
Hesíodo con su Teogonía a su vez, sentaría el inicio de una cosmogonía en la cual, se intentaba dar la explicación a un origen de todo y con ello, hacer participe en el futuro, a los primeros filósofos y su materia de estudio. 

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